"Cuando oigáis que hay guerras y rumores de guerras y
sediciones, no tengáis miedo: es preciso que todo esto suceda antes, pero no es
todavía el fin. Pues se levantará pueblo contra pueblo y reino contra reino:
habrá grandes temblores de tierra en diferentes sitios, habrá hambres y pestes.
Habrá prodigios espantosos y grandes señales en el cielo.
Todo esto no será más que el comienzo de los grandes dolores . . . Entonces
muchos desfallecerán y unos a otros se traicionarán y se odiarán mutuamente . .
. Y con el crecer de la maldad, se enfriará la caridad de la gran mayoría . . .
Con vuestra paciencia salvaréis vuestras almas . . . El que persevere hasta el
fin, ese se salvará". (Mc. XIII, 5-13; Lc. XXI, 8-19).
"En aquellos días habrá una gran tribulación cual no la
ha habido desde el principio del universo que dios creó hasta ahora, ni la
habrá. Y si el señor no acortase aquellos días, nadie se salvaría; pero en
atención a los elegidos que el eligió, se abreviarán aquellos días . . .
Surgirán falsos cristos y falsos profetas, y harán milagros y prodigios grandes
para engañar, si posible fuera, aún a los elegidos" (Mt. XXIV, 21-24; Mc.
XIII, 19 y ss).
"Y habrá señales en el sol, la luna y las estrellas, y
en la tierra habrá consternación de la gente, inquieta por el estruendo del mar
y de las olas; enloquecerán los hombres de miedo y de inquietud por lo que
viene sobre la tierra". (Lc. XXI, 25-26).
"Fijaos en la higuera y en los demás árboles. Aprended
de la higuera la semejanza; cuando ya sus ramas se ponen tiernas y echan hojas,
conocéis viéndolo que ya se acerca el verano. Así también, vosotros, cuando
veáis que suceden estas cosas, sabed que el reino de dios está cerca, a las
puertas . . ." (Mt. XXIV, 32-36; Mc. XIII, 28-31; Lc. XXI, 29-33).
"Como sucedió en los días de Noé, así serán los días
del hijo del hombre. Comían y bebían, tomaban mujeres los hombres, y las
mujeres marido, hasta el día en que Noé entró en el arca, y vino el diluvio y
los hizo perecer a todos".
"Lo mismo en los días de Lot, comían y bebían,
compraban y vendían, pintaban y edificaban: pero en cuanto Lot salió de Sodoma,
llovió del cielo fuego y azufre que los hizo perecer a todos. Así será el día
en que el hijo del hombre se revele".
"Mirad por vosotros mismos, no sea que vuestros
corazones se emboten por la crápula, la embriaguez y las preocupaciones de la
vida, y caiga de improviso sobre vosotros aquel día, como un lazo: porque esto
acaecerá para todos los habitantes de la tierra".
"Velad y orad, pues, en todo tiempo, para que podáis
escapar a todas estas cosas que han de venir, y comparecer seguros ante el hijo
del hombre".
Jesucristo anunció a sus apóstoles al referirse a la ruina
de Jerusalén, que "cuando vieran que iba a ser cercada por un ejército,
tuvieran presente que su desolación esta próxima, y que en aquella hora los que
se hallasen en Judea huyesen a las montañas, y los que estuviesen en medio de
la ciudad, saliesen fuera . . . " (Lc. XXI, 20-21)
"El día del señor vendrá como un ladrón, y entonces pasarán los cielos con gran estruendo, y los elementos se disolverán para ser quemados . . . Y si todo ha de disolverse así ¿cuál no debe ser la santidad de nuestra conducta y piedad para esperar y apresurar la venida del día del señor?" (II. Ped. III, 10-11)
Fuente: http://nuevaera.over-blog.es/
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