miércoles, 7 de diciembre de 2016
La Extraña Historia De La Familia Perron
Recientemente se ha estrenado la película “The conjuring”,
que llegó a nuestras salas de cine traducida como “Expediente Warren“, en la
que se nos narra una historia basada en hechos reales aunque con algunos
cambios sustanciales. Está basada en los extraños acontecimientos que rodearon
al hogar de la familia Perron a finales de los años 70, y en la pareja de
demonólogos que lo investigó, Edward y Lorraine Warren. También existe un libro
acerca del caso titulado “Casa de la Oscuridad, Casa de la Luz” y que fue
publicado en el año 2011.
La familia Perron, el matrimonio y sus cinco hijas (Andrea,
Nancy, Christine, Cynthia y April), habitó en su casa de campo de Harrisville
(Rhode Island) durante una década, entre 1970 y Junio de 1980. La familia
afirmaba que la casa estaba habitada por varios espíritus, algunos de los
cuales podían resultar peligrosos o violentos. En una entrevista hace pocos
años afirmaron que los espíritus parecían especialmente enfadados con la señora
Perron, quien sufrió extrañas heridas en varias ocasiones.
Sus testimonios hablan de ruidos inexplicables, puertas que
se cierran y abren de golpe, lo que parecen voces de personas pero que siempre
parecen sonar en otra habitación y una silla del vestíbulo que en ocasiones se
mueve sola. A todo esto se unía que cada noche la puerta principal comenzase a
hacer ruido, como si alguien invisible estuviese llamando. El único fenómeno
visual que experimentaron fue una rara niebla azulada que cruzó el salón, ante
la atónita mirada del matrimonio.
La presencia más inquietante era la de una supuesta bruja
del siglo XIX llamada Betsabé Sherman, a la que los Warren identificaron como
el espíritu más peligroso de la casa, y que dicen que sacrificó a su propio
hijo al demonio. El hecho de que utilizase una aguja de hacer calceta para
hacerlo y que en la pantorrilla de la señora Perron apareciese misteriosamente
una herida de perforación dio a los Warren una pauta para asegurar que era obra
de Betsabé, por la similitud de la herida de la pierna con la que dejaría tal
instrumento. La señora Perron describió a esta entidad como una mujer con el
cuello roto y la cabeza siempre inclinada de lado, con una cara espantosamente
deforme en la que no se distinguían ojos ni boca.
La antigua residencia de los Perron fue vendida tras una
explosión de la caldera, pero aun se mantiene en pie. Según cuenta la familia,
la persona encargada de las obras de restauración huyó de la casa dejando atrás
sus herramientas y equipo, y no volvió para reclamarlo. Curiosamente, la familia
Perron no quiso abandonar la casa hasta que fuese exorcizada por un sacerdote,
ya que en ella había ocurrido demasiadas muertes y suicidios en el pasado,
aunque no todos los espíritus eran malvados o violentos.
El exorcismo no terminó con las presencias, ya que
posteriores dueños de la casa han vivido en mayor o menor medida algún suceso
inquietante, y nadie parece querer quedarse mucho tiempo en un lugar tan
misterioso e inquietante.
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