miércoles, 9 de marzo de 2016
Nunca Ayudes A Un Desconocido
Desde pequeños nos enseñan a no
confiar en personas desconocidas, pero en ocasiones somos muy amables
y de vez en cuando tendemos a brindar apoyo a los más necesitados.
En ocasiones sin saberlo ayudamos a las personas equivocadas, puede
que nuestras vidas estén en riego debido a que la mayoría de las
veces son personas que nos llevan directo a trampas de las cuales no
podemos Salir tan fácil.
Esta es una leyenda que ha circulado
por muchos años; poco después de que la segunda guerra había
acabado, el país se encontraba dañado a causa de los alemanes que
tras perder la batalla de Normandía habían dejado al pueblo francés
en la absoluta miseria. Muchos de sus cultivos fueron incendiados,
sin mencionar que se quedaron sin ganadería, comer se había
convertido en un privilegio que solo unos pocos podían aspirar.
Conseguir un trozo de carne se había
vuelto todo un caos, un huevo era casi imposible de obtener y solo en
el mercado negro se podían conseguir alimentos frescos, pero claro
los precios eran demasiado altos, los comerciantes eran un grupo de
gente sin escrúpulos que no les importa ver morir de hambre a las
personas a alrededor, mientras que ellos se hacían aún más ricos.
Muchas personas pagaban con relojes de oro y joyas heredadas para
conseguir aunque se un simple pedazo de queso para sus familias.
La leyenda gira entorno a Monique una
joven que se vio envuelta en esta situación y la cual tenía que
ofrecer sus encantos femeninos a los soldados alemanes para que de
esta manera pudiera conseguir algo de comida.
Monique destacaba de las otras mujeres
que también se dedicaban a ofrecer sus servicios a los soldados, ya
que era la única que tenía un cuerpo inusual que la hacía verse
muy atractiva que otras mujeres de su edad. Pero como no siempre es
felicidad, ya que la situación se volvió tensa, después de un
tiempo la gente prefería conseguir comida en lugar de buscar su
compañía.
Angustiada por el hambre, esta joven
recorría el mercado en busca de convencer a alguien para que le
dieran un pedazo de fruta o un trozo de pan, en su mente solo existía
eso ya que conseguir carne en esos días era algo impensable, sin
mencionar que las personas que despachaban la carne eran inmune a sus
encantos.
Mientras miraba como fileteaban un
trozo de carne para un señor que acababa de pagar con un collar de
oro, la gente se acumulaba junto al puesto de carne, tiraron al
anciano de un fuerte golpe en la cadera, parecía que no podía
levantarse. Tal vez en ese momento la moral de Monique no fue la más
adecuada, no cabe duda que tenía un gran corazón, ya que ayudo al
señor para que se levantara.
El anciano aun adolorido le pidió que
lo ayudara a salir de allí y que lo llevara a unas escaleras que
había cerca para poder sentarse un rato. Le agradeció a Monique por
brindarle ayuda, el señor parecía estar molesto porque parecía que
el hambre hace que la gente olvide el respeto por los mayores de
edad.
Monique le comento que esta situación
era un tremendo caos, también le dijo que no debería acercarse a
esos puestos de carne, ya que la gente se convierte en animales.
El anciano le dijo que si él no se
hubiera acercado a ese negocio no hubiera conseguido todo un kilo de
fresca carne. Cuando vio el paquete los ojos de Monique comenzaron a
brillar, ya que tenía mucho tiempo sin ver carne tan de cerca. El
señor le pregunto su nombre pero ella no apartaba sus ojos de la
deliciosa carne.
Por lo que le propuso un trato a la
joven, le dijo que si lo ayudaba a llevar el trozo de carne a sus
hijos que Vivian cerca de ahí, como recompensa le daría un filete
solo para ella. Él dijo que un favor se paga con otro favor, además
estaba muy adolorido de su cadera por lo cual no podría llevarla el
mismo.
Monique se encontraba asombrada de la
amabilidad de aquel anciano, por lo que accedió sin pensarlo dos
veces.
Le entrego el paquete con carne y en la otra mano le puso una
carta la cual tenía que entregar a su hijo Matías, el anciano le
dijo que era necesario entregarla para que él le entregue el pedazo
de carne que le tocaba, como símbolo de agradecimiento.
Una vez que se despide del anciano,
Monique se dirige a la casa que le indico, la cual estaba al otro
lado de la plaza, cruzando el mercado, sin embargo hubo algo que la
puso muy inquieta tras haber avanzado unos cuantos metros. Unos
vendedores en el puesto de carne parecían sonreírle de una manera
muy perturbadora, en sus miradas podía ver que sucedía algo
malicioso, ella solo bajo su cabeza se encontraba asustada, su
intuición femenina le decía que algo extraño estaba pasando. Giro
la cabeza para ver al anciano que había dejado en las escaleras,
pero se llevó una gran sorpresa al descubrir que se había ido, ella
estaba sorprendida ya que él no se podía mover, ¿cómo fue posible
que ya no estuviera ahí?
Continúo su camino en la dirección
marcada, pero en su interior había algo que le decía que tuviera
mucho cuidado, a pesar de que tenía mucho miedo no era capaz de
simplemente robarle a un anciano, puesto era una mujer de buen
corazón.
Una vez que llego al lugar indicado
pudo apreciar que era un callejón oscuro y alejado de las miradas
indiscretas de todos los que pasaran por la calle. De repente se le
vino a la mente la idea de que aquel anciano la envió a ese lugar
para violarla, entonces decidió no arriesgarse, así que le dio una
moneda a un muchacho de la calle para que terminara el encargo,
mientras que ella esperaba en la esquina y observaba como el joven
tocaba la sucia puerta de madera, de pronto se abrió una mirilla por
la cual un hombre se asomó para ver quien tocaba la puerta y
confirmar si el muchacho estaba solo.
El joven le pregunto si su nombre era
Matías, también le dijo que su padre le había enviado una carta
con un paquete de carne. El hombre abrió la puerta con la intención
de recibir el paquete, pero para sorpresa de Monique que estaba
observando a la distancia, el hombre no había agarrado el paquete,
mejor dijo sujeto al muchacho de la muñeca y tiro con fuerza para
introducirlo en el interior de la casa, cerrando la puerta con
fuerza.
Pocos minutos después de que el joven
ingreso en la casa se comenzaron a escuchar gritos desgarradores que
después de unos segundos fueron callados. Alrededor de la placa
había mucho alboroto por lo que los gritos del joven fueron
completamente silenciosos. Sin pensarlo dos veces Monique corrió a
buscar ayuda de unos militares que siempre vigilaban que el mercado
estuviera en orden cuando el mercado se abría.
Desesperada pidió a gritos ayuda,
dirigiendo a los militares hasta la casa donde sucedió todo. Los
militares comenzaron a llamar a la puerta, pero nadie salió, en el
interior de la casa se escuchaba a un par de hombres que hablaban y
movían objetos pesados para evitar que entraran en la casa. Pocos
minutos después el ruido desapareció, de repente sale un hombre por
la ventana que se lanzó hacia el tejado para huir de los militares.
Monique estaba avisándoles que el
sujeto se escapaba velozmente por el techo, pocos minutos después
otro hombre quiso escapar por la misma ventana pero esta vez los
militares alcanzaron a verlo y le dispararon justo en el corazón. El
sujeto calló unos a unos cuantos centímetros de los pies de
Monique.
Los militares se aseguraron de que no
hubiera más personas intentando escapar por la ventana, luego
regresaron para entrar en la propiedad, golpearon con mucha fuerza
hasta que finalmente lograron entrar en el edificio.
Una vez en el interior se llevaron una
desagradable sorpresa, descubrieron una escena aterradora que les
revolvió el estómago, no podían creer lo que sus ojos estaban
presenciando.
En el interior se encontraba un joven
colgado boca abajo de un gancho, con la garganta degollada, un cubo
debajo de su cabeza que recolectaba la sangre. Si mencionar que unos
cuantos metros se encontraba una mesa que parecía usarse para
separar la carne de los huesos, se apreciaban restos humanos de unas
manos, pies, una cabeza, cuchillos ensangrentados y varios montones
de carne que ya estaban listas para empaquetarlas.
Monique no sabía lo que estaba
ocurriendo en el interior de la casa, se acercó al hombre que habían
matado, cuando lo miro de cerca lo reconoce como uno de los que
despachaban en la carnicería, lo que más le sorprendió es que él
tenía la carta que aquel anciano le había dado, cuando la leyó la
carta se quedó impactada pues decía que “esta es la última que
les envió hoy, las ventas van mejor que nunca”
cuando los soldados decidieron ir al
puesto de carne se llevaron la gran sorpresa de que ya no había
nadie en ese lugar, seguramente el hombre que se escapo fue el que
dio el aviso de irse.
Las leyendas nos advierten de no ayudar
a personas que aparecen de la nada y que nos guían a lugares
desolados, no debemos confiarnos de niños o ancianos que sin
conocerte te pidan favores como el que le han pedido a Monique. Hoy
en día es común escuchar que alguna amiga ha sido violada por haber
ayudado a un pequeño niño perdido, que acabo llevándola a un
callejón, o hemos escuchado de mujeres que piden ayuda y al momento
de acudir termina asaltándolos, recuerda que las leyendas, refranes
o frases que dicen nuestros abuelitos, son contadas por que ya han
ocurrido en algún momento de la historia, de ahora en adelante debes
ser más cuidadoso con las personas a las que le brindas tu ayuda.
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