
miércoles, 1 de julio de 2015
El Mikilo

Deja una pisada
desconocida, que se parece a la de un gallo; algunos lugareños lo
describen como un animal demoníaco, que tiene la mitad del cuerpo de
humano, y la otra mitad de perro, patas de gallo, manos enormes y
una larga cola emplumada. No siempre ataca a los hombres, comúnmente
los espía.
Su pagana, naturista y pintoresca
imagen, refugiada en los bosques y montañas, en cuya penumbra vive,
lo ha librado del exorcismo de la colonia y de la profanación de la
cultura europea.
Pertenece a la familia de los dioses
salvajes y demóticos sin templo ni ofrendas de oro que despertaran
la codicia y el fanatismo de la Conquista...Y tal vez es esa la razón
de su supervivencia en la memoria y en el culto de la gente...Es un
dios de múltiples formas variantes con la inconstancia de los juegos
de luz en las arboledas y en la peñas, por lo que resulta difícil
reconocerlo.
En algunas partes de La Rioja, Mikilo
es el Duende: hombrecillo de poncho y sombrero negro llevar, este
pequeño ser fue denunciado a la policía riojana por los habitantes
de la apacible Chilecito por andar posándose en las entradas de las
casas de los lugareños y asustar a los paseantes
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