viernes, 1 de marzo de 2013
Ciberbichos
James Bond podría ser muy pronto cosa del pasado. Al menos,
si tenemos en cuenta las últimas investigaciones tecnológicas desarrolladas por
el ejército estadounidense. Pero no, en esta ocasión no se trata de
sofisticados aviones espía. Aunque tengan algo en común con ellos: el medio
aéreo. Y es que la imaginación de los científicos de la guerra ha puesto su
atención nada más y nada menos que en los insectos.
La obsesión de científicos y militares por conseguir el
espía perfecto, capaz de infiltrarse en las filas enemigas sin ser detectado,
ha llevado a los investigadores a fijarse en el mundo de los insectos. ¿Se
imaginan un pequeño robot volador, provisto de cámaras y micrófonos diminutos y
fácilmente controlable por control remoto? Pues ésa es, precisamente, la idea
que tienen en mente los militares estadounidenses. Sin embargo, en lugar de
tratar de imitar a la naturaleza creando robots supersofisticados , los
científicos han decidido probar con una vía intermedia: la creación de
“ciberbichos”, esto es, insectos con implantes artificiales. Por el momento,
los investigadores han logrado controlar el vuelo de polillas reales,
acoplándoles pequeños dispositivos en su cuerpo, pero su intención es ir mucho
más lejos. A través de un programa denominado HI-MEMS, siglas en inglés que
podrían traducirse como Sistemas Micro-Electro-Mecánicos de Insectos Híbridos,
pretenden implantar microchips quirúrgicos en los insectos mientras éstos
todavía están desarrollándose, interconectando nervios y músculos para más
tarde hacerse con su control total.
Este insólito programa de investigación cuenta desde su
inicio en 2006 con un presupuesto de 12 millones de dólares, cantidad que se ha
incrementado año tras año. Entre los insectos sometidos a estas pruebas, se
encuentran las citadas polillas, así como ciertos tipos de escarabajo en los
que , según portavoces de DARPA (Agencia de Defensa para Proyectos de
Investigación Avanzados), se ha logrado implantar con éxito algunos microchips,
controlando parcialmente sus movimientos. Aunque los resultados actuales son
prometedores, los científicos todavía tienen que solucionar algunos aspectos,
como encontrar un sustituto a las baterías que “alimentan” a los microchips,
así como mejorar el dominio de los ciberbichos.
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