hola a todos como se encuentran tanto tiempo los quiero invitar a que se acerquen a esta dirección infinto-misterioso.blogspot.com es la nueva pagina donde estamos mas actualizados e incluso podemos utilizar el chat para estar en contacto mas directo. este formato ya bastante viejo no me permite agregar el chat asi que estuoy trabajando en una nueva pagina para que todos puedan compartirla y disfrutar de historias leyendas, cuentos mitos y tantas cosas que nos rodea. Los espero a todos muchas gracias.
jueves, 31 de octubre de 2024
sábado, 5 de marzo de 2022
Leyenda de la Sayona, el terror de los infieles
Cuenta la leyenda que la Sayona era en vida una mujer alta,
elegante, de larga cabellera negra y muy hermosa de nombre Casilda, quien vivía
en la región de los llanos durante la época de la Colonia, Casilda había
contraído matrimonio con un hombre llamado Severiano con el cual tuvo un hijo.
A pesar de que tenían un matrimonio feliz, Casilda era una
mujer muy celosa, constantemente vigilaba a su marido para evitar que este le
fuese infiel, aun cuando este no le daba motivos para tal actuación.
La belleza de Casilda atrajo la atención de un hombre
mentiroso y pervertido que la perseguía constantemente, cada vez que ella iba
al río a bañarse este la seguía y espiaba; en una de estas ocasiones Casilda lo
descubrió observándole entre los matorrales, fue entonces cuando esta llena de
rabia se le acerco gritándole y reclamándole por aquel acto despreciable; en
medio de esto el hombre para zafarse de la situación le mintió diciéndole “No
estoy aquí para espiarte, si no para advertirte que tu marido te es infiel con
tu propia madre”.
Casilda se lleno de colera y en un acto totalmente
desquiciado se dirigió a su casa y le encendió fuego mientras su esposo e hijo
se encontraban dentro; acto seguido se dirigió a casa de su madre y con un
machete en mano la encaro y le reclamo a gritos por su supuesta traición, su
madre desesperada se defendía diciendo que eran mentiras, que la engañaban,
pero todo esto fue en vano, Casilda atravesó el vientre de su madre en varias
ocasiones con el machete, con la poca vida que aun le quedaba su madre le lanzo
una maldición diciendo “Yo no te he mentido, pero tú has cometido un pecado
imperdonable, te condeno a ser sayona por siempre, y en nombre de Dios, que así
sea”.
Desde ese momento Casilda comenzó a vagar por el mundo como
sayona, seduciendo en las noches oscuras y tenebrosas a aquellos hombres que le
son infieles a sus esposas; ella se les suele presentar como la mujer hermosa
que alguna vez fue en vida totalmente vestida de blanco, una vez los ha
seducido se les transforma de un momento para otro en un ser de gran tamaño que
puede alcanzar hasta los tres metros, con los ojos grandes, abultados y
ensangresidos; con los dientes enormes y desfigurados y con el cabello todo alborotado;
suele dar gritos espantosos que se alcanzan a escuchar a largas distancias y
erizan la piel al instante; algunos hombres solo se desmayan y despiertan al
día siguiente con el horror de aquella experiencia, otros suelen volverse locos
y los menos afortunados suelen ser devorados por este espanto; algunos aseguran
que la sayona tiene la habilidad de “desdoblarse” esto significa que puede
aparecerse convertida en un animal como un perro o lobo.
Esta leyenda tiene su origen en los llanos de Venezuela y se
ha esparcido por Colombia y México, con ligeras variaciones sobre el desarrollo
de la historia, pero conservando la esencia de este espectro.
Fuente: https://elrinconcolombiano.com/leyenda-la-sayona/
jueves, 3 de marzo de 2022
¿Cuál Fue El Pecado Original?
La respuesta que da la Biblia
Adán y Eva fueron los primeros seres humanos
que pecaron. Al comer “del árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo”,
desobedecieron a Dios y cometieron lo que la gente llama “el pecado original”
(Génesis 2:16, 17; 3:6; Romanos 5:19). a Dios les había prohibido a Adán y a
Eva comer de ese árbol, que representaba la autoridad o el derecho que tiene
para decidir lo que está bien y lo que está mal. Cuando comieron del árbol,
Adán y Eva rechazaron la autoridad de Dios y actuaron por su cuenta: quisieron
decidir por ellos mismos lo que estaba bien y lo que estaba mal.
¿Cómo perjudicó a Adán y Eva “el pecado
original”?
¿Cómo nos perjudica a nosotros “el pecado
original”?
¿Podemos librarnos de las consecuencias que
tiene “el pecado original”?
Ideas comunes sobre “el pecado original”
¿Cómo perjudicó a Adán y Eva “el pecado
original”?
Cuando Adán y Eva pecaron, empezaron a
envejecer y con el tiempo murieron. Dañaron la relación que tenían con Dios y
perdieron la posibilidad de vivir para siempre con una salud perfecta (Génesis
3:19).
¿Cómo nos perjudica a nosotros “el pecado
original”?
Todos los descendientes de Adán y Eva
heredaron el pecado, como cuando un hijo hereda un defecto genético de sus
padres (Romanos 5:12). Por eso, todos los humanos nacemos “en pecado” b. Eso
significa que cuando nacemos ya somos imperfectos y tenemos la tendencia a
hacer lo malo (Salmo 51:5; Efesios 2:3).
Como los seres humanos hemos heredado el
pecado, o la imperfección, nos enfermamos, envejecemos y morimos (Romanos
6:23). Pagamos las consecuencias de nuestros errores y de los errores de los
demás (Eclesiastés 8:9; Santiago 3:2).
¿Podemos librarnos de las consecuencias que
tiene “el pecado original”?
Sí. La Biblia dice que Jesús murió “como
sacrificio de reconciliación por nuestros pecados” (1 Juan 4:10). El sacrificio
de Jesús permite que nos libremos de las consecuencias del pecado que heredamos
y recuperemos lo que Adán y Eva perdieron: la posibilidad de vivir para siempre
con una salud perfecta (Juan 3:16). c
Ideas comunes sobre “el pecado original”
Lo que algunos creen: El pecado original nos
aleja para siempre de Dios.
La verdad: Dios no nos echa la culpa de lo que
hicieron Adán y Eva. Comprende que somos imperfectos y no espera más de lo que
podemos dar (Salmo 103:14). Aunque sufrimos las consecuencias del pecado,
tenemos la oportunidad y el honor de ser amigos de Dios (Proverbios 3:32).
Lo que algunos creen: El bautismo limpia a las
personas del pecado original. Y por eso hay que bautizar a los bebés.
La verdad: El bautismo es un paso necesario
para conseguir la salvación, pero solo la fe en el sacrificio de Jesús puede
limpiar a las personas del pecado (1 Pedro 3:21; 1 Juan 1:7). Como la fe de la
que habla la Biblia está basada en conocimiento, es imposible que un bebé tenga
fe. Por eso, la Biblia no aprueba el bautismo de bebés. Así lo veían los
primeros cristianos, que no bautizaban a los bebés; bautizaban a hombres y
mujeres que llegaron a creer en la Palabra de Dios (Hechos 2:41; 8:12).
Lo que algunos creen: Dios maldijo a las
mujeres porque Eva fue la primera que comió del fruto prohibido.
La verdad: Dios no maldijo a las mujeres, sino
que maldijo a “la serpiente original, al que llaman Diablo y Satanás”, que fue
quien animó a Eva a pecar (Apocalipsis 12:9; Génesis 3:14). Es más, Dios hizo a
Adán, y no a su esposa, el principal responsable del pecado original (Romanos
5:12).
¿Y entonces por qué dijo Dios que Adán
dominaría a su esposa? (Génesis 3:16). Cuando Dios dijo esas palabras, no
estaba diciendo que él estuviera de acuerdo con eso. Solo estaba hablando de
las tristes consecuencias que tendría el pecado en la relación entre un hombre
y una mujer. Dios espera que el esposo ame y valore a su esposa, y que de
verdad respete a las mujeres (Efesios 5:25; 1 Pedro 3:7).
Lo que algunos creen: el pecado original
fueron las relaciones sexuales.
La verdad: el pecado original no pudieron ser
las relaciones sexuales por estas razones:
* Mientras Adán
todavía estaba solo y no tenía esposa, Dios le dijo que no comiera del árbol
del conocimiento de lo bueno y lo malo (Génesis 2:17, 18).
* Dios les dijo a
Adán y Eva: “Tengan muchos hijos, multiplíquense” (Génesis 1:28). Habría sido
cruel que Dios los castigara por hacer lo que él mismo les había mandado.
*Adán y Eva pecaron por separado: primero ella
y luego él (Génesis 3:6).
* La Biblia dice que
está bien que el esposo tenga relaciones sexuales con su esposa (Proverbios
5:18, 19; 1 Corintios 7:3).
a La expresión “el
pecado original” no está en la Biblia. En realidad, el primer pecado del que
habla la Biblia es la gran mentira con la que Satanás engañó a Eva (Génesis
3:4, 5; Juan 8:44).
b En la Biblia, la
palabra pecado se refiere no solo a las cosas malas que hacemos, sino también a
la situación en la que estamos por haber heredado la imperfección.
c Para saber más
sobre el sacrificio de Jesús y cómo nos beneficia, vea el artículo “¿De qué
manera nos salva Jesús?”.
Fuente: https://www.jw.org/
Araziel El Caído Que Erra Entre Los Humanos
Araziel, también
conocido como Arazjal, Araxiel, Arazyael, Arazyal, Asaradel, Atriel, Esdreel,
Sahariel, Samuil, Sariel o Seriel, cuyo significado es «Luz de Dios», en
demonología es un ángel caído que mantuvo relaciones sexuales con mujeres
terrenales.
Castigado por Dios,
fue condenado a caminar entre los mortales.
Se cree que debido a
sus actos sexuales desobedeció a Dios, además es conocido por enseñar la
práctica de magia y brujería.
A su vez es quien
sabe donde se encuentran oculto todos los tesoros del mundo y es quien los
custodia, según el primer libro de Enoc que escribió el mismísimo Abraham donde
también se dice que juró lealtad a Semyazza, Jefe de los ángeles caídos quien
le dio el cargo de general del infierno.
Fuente: Wikipeadi.org
¿Qué es el ejército de 200 millones en Apocalipsis 9:16?
Hace casi 2000 años, el apóstol Juan escribió una profecía que pocos, si es que alguno, en aquel tiempo podría imaginar que se cumpliría:
13 El sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz de entre los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios, 14 diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Eufrates. 15 Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres. 16 Y el número de los ejércitos de los jinetes era doscientos millones. Yo oí su número. (Apocalipsis 9:13-16).
¡Un ejército de doscientos millones! Se ha calculado que esto era probablemente toda la población del mundo en la época de Juan. El ejército romano en el primer siglo estaba compuesto por 25 legiones, o sea, unos 125.000 soldados, con un ejército auxiliar de aproximadamente el mismo tamaño.[120] Pero el ejército de Apocalipsis 9:16 es mil veces mayor. Y Juan dijo que este inmenso ejército de 200 millones se reunirá en los últimos tiempos. La afirmación de que está preparado para “la hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres” significa simplemente que los cuatro ángeles y el ejército que dirigen estarán especialmente preparados para el día de la batalla que sigue. Esto también indica que Dios es quien tiene el control soberano sobre el ejército y el momento de su marcha.
Apocalipsis 9:15-16 describe un ejército masivo de 200 millones de tropas montadas que destruyen un tercio de toda la población del mundo. Los maestros de la profecía han debatido si esto se refiere a un ejército humano literal o a una caballería demoníaca que se desatará sobre la tierra en los últimos tiempos. Cualquiera de los dos puntos de vista es posible.
Ejercito Humano
La posibilidad de que Apocalipsis 9:16 sea cumplido por un ejército humano ha sido posible sólo en las últimas décadas. Hasta donde yo sé, la primera persona que señaló esto en los tiempos modernos fue el Dr. John Walvoord. En su comentario sobre el Apocalipsis, publicado en 1966, señaló en una nota a pie de página sobre el Apocalipsis 9:16 que China tenía ahora la capacidad de desplegar un ejército de 200.000.000.[121]
Para los que sostienen el punto de vista del ejército humano, el ejército de 200 millones de personas en Apocalipsis 9 se ve como un paralelismo con los "reyes del Este" en Apocalipsis 16:12, que entran en Israel desde el este cruzando el río Éufrates seco. La base principal para relacionar estos dos pasajes entre sí es que ambos mencionan el río Éufrates y ambos van seguidos de una referencia a un gran ejército. Otros que adoptan este punto de vista también ven una referencia al ejército del Este en Daniel 11:44-45.
Armada Demoníaca
Creo que es mejor ver esta colosal caballería en Apocalipsis 9 como una armada de invasores demoníacos que asaltan la tierra durante la Tribulación. Hay tres razones clave por las que prefiero este punto de vista:
1. El juicio de la quinta trompeta es claramente una invasión demoníaca de la tierra (langostas demoníacas), y los juicios de la quinta y sexta trompeta van juntos porque son los dos primeros de tres “ayes.” La vinculación de estas dos trompetas apoya la interpretación del ejército liberado por la sexta trompeta como un ejército demoníaco también.
2. Este ejército está dirigido por cuatro ángeles caídos, al igual que las langostas en el juicio de la quinta trompeta (Apocalipsis 9:14-15). Como los líderes son cuatro ángeles caídos o demonios, tiene sentido que las tropas que dirigen sean también demonios.
3. Los eructos de fuego, azufre y humo de estos caballos siempre se entienden como armas sobrenaturales en la Biblia, y se relacionan con el infierno cuatro veces en Apocalipsis (14:10-11; 19:20; 20:10; 21:8).
Si es correcto que se trata de un ejército demoníaco, esto significa que durante la Tribulación la tierra será invadida por demonios que afligen a los hombres con gran dolor (la quinta trompeta, Apocalipsis 9:10) y que esto será seguido por otro brote demoníaco que finalmente matará a un tercio de las personas en la tierra (la sexta trompeta, 9:15,18). Pero, no importa si estos 200 millones de jinetes son humanos o demonios, aún así, exigirán el mayor recuento de muertes en la historia del mundo, lo que hace que esta sea una profecía verdaderamente sin paralelos.
Fuente: https://evangelio.blog/
martes, 1 de marzo de 2022
Grendel el descendiente de Cain
Gréndel es uno de los tres antagonistas presentes en el poema épico Beowulf, compuesto alrededor de los años 700-1000 d. C.
En el poema hay pocas descripciones del monstruo, pero se infiere que se trataba de una criatura salvaje, con una fuerza brutal y de enorme estatura. Tal vez un demonio o un gigante, también se refieren a él en el poema como un ogro, un orco o un licántropo e hijo de Caín. Grendel es descrito como "una criatura de las tinieblas, exiliada de la felicidad y maldita por Dios, la destructora y devoradora de nuestra especie humana".
Grendel es un personaje del poema Beowulf, conservado en el Nowell Codex.2 Grendel, siendo maldecido como descendiente del bíblico Caín, es "atormentado" por los sonidos de cantos que llegan cada noche desde la sala de hidromiel de Heorot construido por el rey Hrothgar. No puede soportarlo más y ataca a Heorot. Grendel continúa atacando la sala todas las noches durante doce años, matando a sus habitantes e inutilizando esta magnífica sala de hidromiel.
Para agregar a su monstruosa descripción, el poeta detalla cómo Grendel consume a los hombres que mata; "ahora que podía esperar comer hasta saciarse".
Beowulf se entera de estos ataques y deja su tierra natal de los Geats para destruir a Grendel. El rey Hrothgar le da una calurosa bienvenida y ofrece un banquete para celebrarlo. Luego, Beowulf y sus guerreros se acuestan en la saga de hidromiel para esperar el inevitable ataque de la criatura.
Grendel acecha fuera del edificio por un tiempo, espiando a los guerreros adentro. Luego hace un ataque repentino, revienta la puerta con los puños y continúa a través de la entrada.
El primer guerrero que encuentra Grendel todavía está dormido, por lo que agarra al hombre y lo devora. Grendel agarra a un segundo guerrero, pero se sorprende cuando el guerrero lo agarra con una fuerza temible. Mientras Grendel intenta quitarse, el lector descubre que Beowulf es ese segundo guerrero. Beowulf no usa armas ni armaduras en esta pelea. Tampoco confía en sus compañeros y no los necesita.
Él confía en que Dios le ha dado la fuerza para derrotar a Grendel, a quien cree que es el adversario de Dios. Finalmente, Beowulf arranca el brazo de Grendel, hiriendo mortalmente a la criatura. Grendel huye pero muere en su guarida del pantano. Allí, Beowulf luego se involucra en una feroz batalla con la madre de Grendel, sobre quien triunfa aunque solo sea gracias a una espada encontrada en el lugar.
Después de su muerte, Beowulf encuentra el cadáver de Grendel y le quita la cabeza, que conserva como trofeo. Beowulf luego regresa a la superficie y a sus hombres en la "hora novena" (l. 1600, "nōn", alrededor de las 3 de la tarde). Regresa a Heorot, donde un Hrothgar agradecido lo colma de regalos.
Fuente:Wikipedia.org
Anaciel El Ángel Que Bailaba Con EI Demonio
Había una vez una hermosa y curiosa ángel que bajaba a la tierra de su familia, los humanos para espiarlos, su nombre era Anaciel. Ella amaba su música, bailes y fiestas, ya que en el paraíso aquellas actividades mundanas estaban prohibidas.
Moría de ganas de participar de uno de esos festejos, pero
al no poder ocultar sus alas observaba a aquel pueblo desde la oscuridad del
bosque que estaba junto a él.
Así, esperaba a que la música comenzara y bailaba en soledad entre medio de aquellos árboles.
Un día fue descubierta por un demonio que también visitaba la tierra en busca de diversión, pero no era cualquier demonio, este era un príncipe, un Diablo llamado Noré. A él le entretenía verla bailar, le parecía graciosa y muy bella. Como todo Diablo era un maestro del engaño y por ende podía tomar la forma que él quisiese, así que se transformaba en diferentes animales para estar cerca sin que Anaciel lo notase, hasta el momento en que decidió hacerse presente ante ella. Le confesó que hacía un tiempo la observaba en secreto y le preguntó que buscaba en la tierra, ya que sabía que las leyes de los angeles eran mas rigurosas y tenían prohibido el contacto con los humanos, no así los demonios que podian hacer y deshacer a su gusto.
Ella tímidamente respondió que amaba las fiestas que hacían
pero al no poder participar en ninguna permanecía oculta allí para admirarlos
de lejos. Fue entonces cuando una idea cruzó la mente de Noré - Yo puedo ir y
venir entre los humanos, con mi magia logro cambiar mi apariencia. Si lo deseas
puedo hacer lo mismo contigo - le propuso
- ¿Por qué me ayudarías?, ¿Qué esperas a cambio? - desconfió
ella
- Que bailes conmigo, ¿Es mucho pedir? - sonrió él
Anaciel no podía evitar dudar, desde pequeña le habían
enseñado que no debía confiar en los demonios, que eran seres malos. Pero su
deseo de poder participar en una de esas fiestas era tan grande que decidió
aceptar su propuesta.
Así el diablo uso su magia, ocultó las alas de ella y cambió
su color de cabello, luego hizo lo mismo sobre él para desaparecer sus cuernos
y cambiar sus rasgos. Anaciel estaba sorprendida, nunca había visto una
habilidad así, definitivamente él era un ser poderoso.
Noré la tomó de la mano y la llevó hasta el pueblo, la ansiedad se iba haciendo cada vez más fuerte en el pecho de ella.
Al llegar pudo descubrir que aquella música provenía de una
alegre taberna cuyos clientes siempre estaban dispuestos a celebrar.
Ella no podía ocultar el brillo en sus ojos y él, galante,
la invitó a bailar
- Pero... ¿ y si no puedo hacerlo bien?...- dudó Anaciel
- Sólo déjate llevar...- le susurró Noré mientras con el
brazo derecho tomaba su cintura, y con la izquierda su delicada mano.
Decidió hacerle caso y se dejó guiar por aquel misterioso
demonio que la miraba a los ojos de forma seductora. Ella no ocultaba su
alegría, sus movimientos fluían perfectos con los de él. No tardaron en llamar
la atención, a la vista de todos era una joven pareja, ninguno de los presentes
podía jamás imaginar que un ángel y un diablo bailaban en el medio del salón.
Luego de ello, Noré la invitó a probar la comida y bebida
hecha por los humanos, él se desenvolvía con total naturalidad entre ellos,
dejando en claro que no era la primera vez que lo hacía.
Así la noche transcurrió entre risas y baile, sorprendentemente
para Anaciel había pasado una velada inolvidable en compañía del ser menos
pensado.
Antes de que la oscuridad desapareciese por completo se
dirigieron nuevamente al bosque, recuperando así sus verdaderas apariencias
- Quiero agradecerte por lo de esta noche, ha sido como un
sueño para mi... confieso que al principio dude de ti, no podía creer que lo
único que quisieses a cambio fuese bailar - dijo ella
- ¿Y quien dijo que era lo único que quería a cambio? -
sonrió con picardía él
- ¿Qué quieres decir? -
Noré se acercó rápidamente a ella, le tomó el rostro y de
sus labios robo un tierno beso. Anaciel quedó inmóvil por un momento, aquel
gesto fue totalmente inesperado, provocando que se sonrrojara por completo
- ¿De verdad creíste que estaría al lado de un ser tan bello
como tu y simplemente me conformaría con bailar? - sonrió él mientras aún
acariciaba su rostro
- Yo... no...- continuaba ella sin poder ordenar sus
pensamientos
- Me gustaste desde la primera vez que te vi y desde
entonces no has salido de mi mente -
- Pero... no puede ser...-
- ¿Por qué no?, ¿Crees que por qué somos distintos no podría
poner los ojos en ti?, soy un Diablo, las normas no van conmigo - continuó
seduciendola.
Ella, avergonzada, se tomaba el rostro mientras evitaba
mirarlo directamente por que era consciente de que algo en él también la
atraía, temía ser ingenua y que aquel atrevido Diablo sólo estuviese jugando
con ella, después de todo era la primera vez que tenía contacto con uno de
ellos.
- Por favor mirame y dime que sientes - insistió Noré
mientras volvía a acercarse
- Lo siento, será mejor que me vaya... - respondió ella, se
dio media vuelta y lentamente comenzó a caminar hasta invocar una puerta al
paraíso.
Él simplemente sonrió, aquella reacción tímida le parecía
simpática, y al verla irse le dijo en voz alta - ¡Sí deseas volver a vivir lo
de esta noche sólo ven aquí!, Siempre estaré esperándote... -
Anaciel volteó por última vez sólo para ver que la observaba
con un gesto de satisfacción en su rostro, todo había sido tan repentino, no
sabía que pensar, si creer o no en sus palabras. Pero que el Diablo tuviese la
habilidad de engañar no quería decir que todo en él fuese falsedad pues, como
todo ser, también poseía un corazón.
Al día siguiente la mente del ángel estaba llena de
sentimientos encontrados, trató de reflexionar sobre lo ocurrido la noche
anterior, y si debía ser completamente honesta consigo misma tenía que aceptar
que había disfrutado mucho de la compañía de Noré, incluso de aquel beso
robado. Así que, llenándose de valor, decidió ir al mundo humano esa noche, sin
si quiera tener certeza de que él estaría allí.
Ya en el bosque sus latidos no dejaban de acelerarse, ¿Cómo
debía actuar?, ¿Qué respuesta le daría?, ¿De verdad él asistiría?, las
preguntas no paraban de acumularse en su cabeza y con ellas los nervios sólo
iban en aumento. Pero todas sus dudas desaparecieron cuando él nuevamente se
hizo presente ante ella. Sorprendida, sin querer exclamó - Viniste! -
Noré no pudo evitar reír - Claro que vendría, ¿Creiste que
mentía? - le dijo mientras se acercaba más a ella.
- Bueno... yo...-
- Es verdad que tenemos la habilidad de engañar con
facilidad pero por esa misma razón cuando decimos la verdad tiene más peso que
cualquiera. Y cuando queremos algo lo hacemos con mas fuerza que ningún
otro...- terminó mirándola directo a los ojos.
Anaciel se sentía muy tímida a su lado, aquel Diablo la
hacia estremecer con sus palabras tan directas, tenía una personalidad
avazayante. Él era consciente de ello y parecía divertirse avergonzandola.
- ¿Y bien? ¿Que buscas de mi? - preguntó mientras la
arinconaba contra un gran árbol
- Eh? ...-
- Yo ya te dije el por qué estaría aquí, porque me gustas.
¿Y tu por qué?, ¿Acaso esperas otro favor de mi? - continuó
- Yo...- comenzó a sentirse nerviosa y evitaba mirarlo
- Dime -
Anaciel apoyó su mano derecha en el pecho de él, lentamente
levantó la vista y le respondió - Por que me gusta estar contigo... -
Noré se sorprendió con aquella respuesta, no esperaba que le
dijese algo así y más aún viéndolo con esos enormes y hermosos ojos verdes. Con
su pureza había logrado hacer sonrrojar a aquel Diablo impetuoso.
Él sonrió amablemente y le dijo - Sí me miras así haré lo
que sea por ti...- tomó su mano y la besó con ternura.
Para ella era un misterio, quería saber más de él, era
atrevido pero a la vez tan dulce - ¿Deseas que vayamos nuevamente al pueblo? -
le preguntó
- Me gustaría mucho...- respondió Anaciel
- Entonces no perdamos tiempo, quiero aprovechar cada
segundo contigo - terminó él.
Nuevamente pasaron una noche increíble entre la gente de
pueblo, ocultos bajo aquel hechizo.
Cuando llegó el momento de partir, una vez más se
encontraban solos en la oscuridad del bosque - Ya es hora de que regrese...-
dijo el ángel.
Noré le tomó la mano - Espera, ¿Acaso no me darás nada a
cambio por lo de hoy? - dijo con una sonrisa seductora.
Anaciel lo miró en silencio por un momento y se acercó tímidamente hacia él, Noré no entendía que pretendía hacer hasta que vio que ella lentamente cerró sus ojos y quedó de pie frente a él, como esperando a que la besara igual que la noche anterior. Ese gesto inocente terminó de robar por completo el corazón del Diablo, quien no desaprovechó la oportunidad para besarla dulcemente mientras la rodeaba con sus brazos.
Así fue como inicio aquella historia de amor prohibido, que
echaba raíces en la tierra de los humanos. Con el paso del tiempo aquellos
sentimientos se fortalecieron más, a su lado aquel Diablo aprendió lo que era
amar, y ella comprendió que nunca debía dejarse guiar por los que otros
pudiesen asegurar, ya que sólo con sus propios ojos debía ver para poder
juzgar.
Era su mayor secreto, nadie podía saber de su amor, sus encuentros en el mundo humano eran puro romance y pasión. Ella amaba su rebeldía y desparpajo, y él su dulzura y alegría. Podían entregar el corazón en las manos del otro sin dudar. Pero por más cuidadosos que fuesen sabían que en algún momento alguien de sus mundos podría descubrirlos, así que vivían su relación como si no hubiese un mañana, llegando incluso a hacer el amor una noche que se hospedaron en el pueblo.
No sabían que sería de ellos en un futuro, pero decidieron
dejarse llevar por sus sentimientos.
Hasta que aquello tan temido por Noré ocurrió, esa noche,
simplemente, Anaciel no llegó.
Él la esperó nervioso en aquel bosque, pero nunca apareció, y así varios días más. El Diablo se sentía morir por dentro, necesitaba saber que había ocurrido con su amada pero no quería iniciar un conflicto con los ángeles, necesitaba pensar claramente las cosas. Hasta que finalmente ella un día regresó a él.
Allí le contó que sus superiores la habían descubierto, pero que creían que mantenía una relación con un humano, como castigo por ello la encerraron por unos días para que reflexionase. Pero en cuanto pudo nuevamente escapó. Noré sabía que los ángeles eran muy rigurosos con quienes rompían las normas y que los próximos castigos sólo serían peores. A él nada le ocurriría, pues en su mundo era un príncipe y se hacía su voluntad. Pero la peor parte la llevaría ella y no podría hacer nada para salvarla pues su límite era entrar en guerra con ellos.
Aquella situación despertaba toda la furia del Diablo pero
Anaciel con su dulzura lograba aplacarlo diciendo que podía soportarlo. Esa
noche ella le pidió que no pensase en nada más que amarla y Noré respeto cada
uno de sus deseos.
Cuando llegó el momento de despedirse - No te vayas, quédate
aquí conmigo. Si regresas ahora a tu mundo temo no volver a verte...- le pidió
él
- Te prometo que pase lo que pase regresaré... por favor
esperame aquí mañana... - respondió ella mientras acariciaba su mejilla y se
marchó.
El día siguiente fue eterno para el Diablo, la incertidumbre
oprimía su pecho evitando que pudiese pensar en otra cosa, hasta que la
oscuridad nuevamente cayó en la tierra de los humanos. El tiempo pasaba y ella
no llegaba, Noré comenzaba a ponerse nervioso, no podía imaginar que le había
ocurrido. Hasta que en un momento, de la nada, Anaciel apareció. Angustiada, se
abrazó con fuerza a él, esto llamó su atención - ¿Anaciel, que ocurre?,
¿Sucedió algo? - preguntó
- Noré...-
De la oscuridad emergió un segundo ángel que venía
persiguíendola - Anaciel si no regresas ahora mismo perderás tus alas y
quedarás condenada al destierro! - exclamó - No puede ser, es un Diablo!, ¡¿Esa
es la razón de tus escapes?!, Haz perdido la cabeza?! -
Noré estaba dispuesto a enfrentarse con él pero ella lo
detuvo - No lo hagas Noré... no te involucres, podrías ocasionar una guerra...-
- ¿Acaso ese Diablo te hechizó? - continuó aquel ángel
- Él no tiene nada que ver, es mi decisión venir aquí y
estar a su lado - se defendió
- Una cosa es que espies a los humanos para observar sus
costumbres y otra es que vengas a estas tierras para reunirte con un demonio,
es una deshonra! -
- Vete, diles que no me importa que me quiten mis alas, pero
no volverán a encerrarme jamás - dijo ella con determinación.
- Espero no te arrepientas de tu decisión...- sentenció por
último el ángel y se marchó .
- Anaciel... - susurró Noré
- ¿Puedes quedarte conmigo aquí?...- preguntó ella
- Yo haría lo que sea por ti...- sonrió él.
Se fueron juntos al pueblo y se alojaron en una confortable
posada bajo sus falsas identidades. Ya en la intimidad de la habitación - ¿Qué
planeas hacer Anaciel?... No puedes perder tus alas por esto... - dijo él
- No quiero pensar en eso ahora. En este momento sólo somos
tu y yo Noré...- respondió ella mientras se abrazaba a él.
Esos sentimientos le daban valor, su único deseo era
compartir el mayor tiempo posible con Noré.
Aquel Diablo la amaba y deseaba tanto que el más mínimo
gesto de parte de ella era suficiente para desatar toda la pasión que había en
su corazón.
Pasaron días conviviendo en aquel pueblo, se sintieron tan
completos juntos que llegaron a imaginar que tal vez esa es la vida que
deseaban tener.
Aquellas noches de romance desenfrenado hacían sentir a
Anaciel que no dudaría en entregar sus alas con tal de estar al lado de Noré.
Pero pronto descubriría que los sacrificios por amor tenían un límite.
Durante ese tiempo no habían vuelto a tener noticias de
parte de ese ángel que en esa ocasión persiguió a Anaciel. ¿Será que habían
desistido de la idea del castigo?, no, todo estaba a punto de volverse más
difícil.
Un día llegó a manos de ella una nota en una paloma blanca,
provenía del paraíso. Al leerla quedó impactada, no podía disimular su
conmoción - ¿Qué ocurre Anaciel?, ¿Qué dice? - preguntó Noré que estaba junto a
ella.
- Dice que los superiores han decidido perdonarme si regreso
ahora, pero de no hacerlo mi familia será exiliada ya que la unión de un ángel
y un demonio es un pecado de deshonor familiar...- respondió afectada
- No lo entiendo, ¿Por qué tanto interés en ti?, ¿Por qué no
símplemente te dejan ir? -
- Es por que soy candidata a suceder a un arcángel... no es
algo que dictamine nuestra sangre si no el azar. Hace un tiempo fui llevada a
un palacio en mi mundo donde se me prepararía para mi futuro. Algunos estaban
al tanto de que venía aquí por que me gustaba ver las cosas humanas y me lo
permitian. Pero seguramente jamás creyeron que podría encontrar el amor en esta
tierra y mucho menos que sería un Diablo - explicó ella
- Anaciel...-
- Debo admitir que era feliz con mi vida anterior, pero
ahora que sé que existe no concibo otra forma de felicidad que no sea estar a
tu lado Noré...- confesó mientras acariciaba el rostro de él
- Yo me siento igual...-
- No me importaría que me exiliaran, o que arrancasen una
por una las plumas de mi alas hasta quitarmelas... Pero no puedo permitir que
un inocente sufra por mi culpa, y mucho menos si son mis padres. Estoy segura
de que no saben nada de todo esto...-
- ¿Como lo sabes? -
- Por que si están tratando de convencerme de regresar es
por que quieren solucionarlo entre nosotros sin que nadie se entere, sería un
escándalo -
- Creo que puedo ver cuál será tu respuesta...-
Anaciel entristeció su mirada - Perdóname Noré... Pero ese
es mi límite...-
El Diablo la rodeo con sus brazos, presionandola contra su
pecho - No tienes que pedirme perdón, lo único que puede hacerme daño es verte
triste... sólo quiero que sepas que lo que siento por ti es para siempre -
- Igual yo... Sí tan sólo fuésemos de la misma raza las
cosas no serían tan difíciles...- suspiró ella
- Tal vez... Pero tampoco nos hubiésemos amado así, nos
queremos por que somos diferentes, porque encontramos en el otro cosas que no
conocíamos en nuestros mundos...- terminó él.
Anaciel decidió responder aquel mensaje diciendo que
regresaría esa misma noche.
Eligieron pasar sus últimas horas juntos en la intimidad de
ese cuarto, amandose en esa pequeña libertad. Antes de irse Noré le pidió
bailar una última vez, pero siendo ellos mismo, sin disfraces, mirándose tal
cuáles eran, sólos entre esas cuatro paredes.
Finalmente el tan temido momento llegó, era la hora de
despedirse. Fueron hasta el bosque en el medio de la noche como ella prometió,
se entregaría por propia voluntad.
Allí la estaba esperando un ángel, un poderoso guardián,
para llevarla de regreso. Iban tomados de la mano, aquella imagen impactó al
guardián, comprobó que lo que le habían dicho era verdad, un ángel y un diablo
juntos entre los humanos.
Una inmensa tristeza invadió el pecho de Anaciel, no quería
soltar la mano de su amado, él también se resistía a la idea de que se fuese.
Resignada, se colocó frente a él, aunque casi no podía ni mirarlo, y con un
tímido beso le dijo adiós.
Comenzó a caminar en dirección a aquel guardián, pero a
mitad de camino se detuvo, volvió corriendo sobre sus pasos y abrazó con todas
sus fuerzas a Noré.
- No puedo hacerlo... No quiero dejarte...- decía ella entre
sollozos
- Por favor no llores Anaciel... sabés que es lo único que
puede herirme...-
- Pero... de sólo pensar que no volveré a verte siento mucho
dolor...-
Ella lloraba sin consuelo, Noré se sentía culpable por
aquella situación, pensaba que si no la hubiese buscado, si no la hubiese
ilusonado desde un primer momento, Anaciel no tendría que pasar por todo eso.
Fue entonces cuando decidió tomar una drástica decisión, había una sola cosa
que podía hacer para ayudarla - Mirame Anaciel...- le dijo con una voz serena y
la besó apasionadamente - Si algún día mi recuerdo regresa a tu corazón estaré
aquí... esperándote - sonrió él
- A que te refiere- - intentó preguntar ella y derepente
Noré besó su frente, haciendo que cayera inconciente en sus brazos.
El guardián quedó atónito ante esa acción - Pero que les has
hecho?! - preguntó indignado a aquel guardián que lentamente se acercaba a él
cargando a Anaciel para luego entregarsela - Ella está bien, sólo borré de su
mente todos los recuerdos que tenía conmigo...- explicó
- Quieres decir que ella no recordará ni siquiera haberte
conocido...? -
- Exactamente - respondió él y comenzó a alejarse.
- Te conozco, tu eres Noré, tercer príncipe del infierno -
- Así es -
- ¿Como pudiste posar tus ojos en un ángel?... Acaso te
divertiste robando el corazón de un ser tan puro?...-
- ¿Dices que yo lo robé? - sonrió él - esa criatura que
cargas ahí es quien se lleva en sus manos para siempre mi corazón - dijo
señalandola.
El ángel quedó en silencio por un momento - Me resulta
difícil de creer tu benevolencia - dijo
- Estás en lo cierto, si por mi fuese hubiese arrasado con
la mitad de ustedes sólo para que nos dejasen en paz. Pero sé que ella no
quería que nadie saliese herido por nuestra causa -
- Eres muy arrogante al afirmar algo así -
- Claro que lo soy, soy un Diablo -
- ¿Por qué haces esto? -
- ... Porque la amo. Algún día cambiaré las reglas del juego
y será mía para siempre, pero hasta ese entonces esto es lo mejor para ella.
Todo es por su bien - dijo por último Noré y desapareció en la oscuridad.
El ángel miró a Anaciel que aún permanecía inconciente y
murmuró para si - Quien diría que un ángel tan joven sería capaz de domar a una
de las peores bestias del infierno...- y regresó al paraíso.
Tal como aquel Diablo prometió, Anaciel no recordaba nada de
lo sucedido prácticamente hasta su llegada al palacio, ni siquiera de sus
viajes al mundo humano. Sus superiores decidieron que lo mejor era no mencionar
el tema y todo quedó como si nada de eso hubiese existido.
El tiempo pasó y la curiosidad de ella por la música humana
despertó, haciéndola regresar a esa tierra, esta vez seguida a escondidas por
un guardián. Pero al constatar que no
había rastros del Diablo la dejaba ir en
soledad por el bosque.
Una extraña sensación abrazaba el cuerpo de Anaciel, como si
hubiese
olvidado algo que era muy importante, pero por más que lo
intentaba no podía recordarlo.
Al igual que antes de que todo comenzara, cuando la música
del pueblo llegaba hasta donde ella estaba
bailaba sola entre medio de los árboles, o quizás no tan
sola, sino en compañía de un pequeño y hermoso
pájaro de color violeta que siempre estaba rondándola en el
lugar,
llegando incluso a posarse en sus manos.
Anaciel, ni siquiera aquel guardián, podían imaginar que esa
ave era Noré que, cumpliendo su promesa, cada noche esperó su regreso, pero
esta vez
para amarla desde la distancia, en silencio.
Verla sonreír era suficiente para él, por ahora, porque la
amaba tal cual era, con sus hermosas alas. No quería que las perdiese por estar
a su lado, no necesitaba que ella hiciese un sacrificio por amor, pensaba que
no era justo que sufriese de esa forma.
El Diablo era un Diablo pero cuando amaba lo hacía de
verdad, sin
egoísmo. Aquel Ángel se había llevado su corazón, estaba
dispuesto a hacer
cualquier cosa por su bien, y en ese momento sintió que
aquello era lo mejor, hasta que llegase el día en que pudiesen estar juntos.
A veces amar de verdad significa dejar en libertad, y la
libertad en algunas
ocasiones implica tener que olvidar..
Fuente: El rincón de Boss en Facebook